Por Ismael Sambra
ismaelsambra@nuevaprensalibre.com
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Los refranes populares son muy sabios. Surgieron de experiencias vividas.
Nos transmiten en pocas palabras lo que necesitamos aprender. Es filosofía
práctica. Pero a veces no aprovechamos sus mensajes, porque «nadie
escarmienta por cabeza ajena», y parecemos tontos cuando no aprovechamos
las lecciones que otros han vivido, pues no aprendemos hasta que chocamos
con el fuego y sufrimos la quemadura para entender que quema.
¿Cómo desoír los testimonios de los que han vivido el
comunismo y de los que aún lo viven en Corea del Norte, China, Vietnam
y Cuba? ¿Cómo ignorar el fracaso de este modelo para la salud
y la economía de la sociedad? Nos parece inaudito lo que está
sucediendo en América 15 años después del derrumbe del
comunismo en Rusia y Europa del Este. ¿Cómo aceptar que en procesos
electorales que permiten el pluripartidismo, estén llegando al poder
los comunistas del totalitarismo, disfrazados ahora de demócratas,
socialistas o nacionalistas, ante la mirada atónita de sus opositores
y el gesto indiferente de algunos? ¿Cómo olvidar los horrores
del comunismo experimentado durante casi un siglo?
Los izquierdistas comunistas, como no han podido destruir las democracias
por la vía armada, ahora lo intentan por las urnas. Con un engañoso
programa electoral de igualdad, trabajo y pan para todos, van tomando el poder
en América y fingen respetar la democracia que en realidad destruyen
al destruir los valores que la sustentan, esos que les dieron la oportunidad
de postularse para llegar al poder. El caso Chávez es un claro ejemplo.
Después de la retirada intencional de los partidos de oposición
en las recientes elecciones en Venezuela, se demostró que apenas un
20% de los electores votaron por el chavismo. Sin embargo los venezolanos,
que en un inicio le dieron su voto, ahora no saben cómo quitárselo
de encima, porque Chávez divide, endurece más su represión
y se enquista como un tumor maligno.«A pan duro, diente agudo».
Los hilos ocultos de estas marionetas asesinas se están manejando con
exactitud acelerada. Fidel Castro, en sus estertores, promueve, asesorar y
subvenciona a su antojo para llevar a otros países su modelo de desastre
de casi 50 años de ruina moral, social y económica. El pueblo
cubano sabe bien de su abusiva política, porque ha sufrido las consecuencias
sin alternativas. Los dictadores también tienen sus fanáticos,
gentes que nacieron para adular y ser manejados, pero «a cada puerco
le llega su San Martín» y «el que la hace la paga».
La Internacional Socialista y el Foro de Sao Pablo obtienen resultados favorables
en sus intentos de revivir regímenes comunistas en esta parte del hemisferio
occidental. El truco de fabricar líderes para la izquierda se descubre
cada vez más, porque surgen de un plan preconcebido para desestabilizar
las democracias con violentas protestas y crisis políticas bien orquestadas
y pagadas desde las oficinas centrales -la mayoría instaladas en el
mismo seno de las democracias-, desde donde operan los comunistas. Muchos
de estos líderes son prefabricados en visitas previas a La Habana y
son asesorados luego con el dinero y los recursos que se le quita al pueblo
cubano.
El caso de Evo Morales es demasiado evidente como para no percatarnos de la
gran conspiración que preparó su vertiginosa escalada hacia
el poder. Ahora, como presidente electo de Bolivia, no dudará en hacer
lo que su creador Fidel Castro le dicte. Ya lo vimos viajar presuroso a La
Habana para tomar instrucciones. ¿Cómo mirar con indiferencia
que un presidente electo en la democracia se reúna de inmediato con
el más viejo dictador del mundo jamás electo libremente por
el pueblo? Son muy claras las señales. «Al majá se le
conoce por la pinta».
Ya viene con el mismo esquema antiamericano. Ya viene con el discurso populista
de legalizar la coca. Ya se aventura por el camino del terror y la extorsión
de las narco-guerrillas y su narco-socialismo que promueve la nacionalización,
la centralización, el estatismo económico, el totalitarismo
político que ahuyenta la inversión extranjera y arruina la economía.
Y sobre todo, ya se incrementa la producción de drogas para bombardear
los Estados Unidos y desmoralizar tanto a los desvergonzados consumidores
como a sus honestos ciudadanos. Dentro de poco veremos los resultados catastróficos
para Bolivia y la región, pues sólo con libertad se genera desarrollo.
Ya lo vemos venir con el mismo esquema del castro-chavismo que lo perpetúe
en el poder. Para eso empezará a destruir los valores de la democracia
y el Estado de derecho. Y cuando vaya dividiendo al pueblo y exterminando
a sus enemigos -que así les llaman los comunistas a los que piensan
diferente-, empezará la construcción de estatuas y monumentos
a los asesinos mitificados, que, como el Che Guevara, fracasaron cuando intentaron
tomar por la fuerza el país.
«Cuando veas la barba de tu vecino arder, pon la tuya en remojo».
Si no hacemos algo, si no ponemos nuestro empeño y dejamos de amamantar
a los enemigos internos y externos de la democracia, a los traidores, a los
indiferentes o apolíticos de nuestra sociedad, seguirán ganando
terreno estos «arteros envenenadores» de pueblos con ese truco
de la distribución equitativa y la eliminación de la pobreza,
pues nada puede ser equitativo ni rico en un pueblo dividido y esclavizado
donde se promueve la venganza más que el perdón y se alimenta
la envidia más que la virtud. ¡Claro que la libertad está
en peligro mientras estos enfermos de odio narco-terrorista se ceben en ella
con la clara intención de destruirla!
Y «camarón que se duerme se lo lleva la corriente», porque
esos tontos útiles y esos indiferentes o apolíticos, que nunca
movieron ni mueven un dedo en favor de la libertad que disfrutan, se pueden
descubrir un día nuevamente esclavos de dictadores prefabricados por
obra y gracia del Castro-comunismo. Para esos infelices desorientados que
votaron a favor del socialismo de Evo Morales también será demasiado
tarde cuando descubran aterrados la verdad.
De todos modos es una experiencia que estos pueblos tendrán que vivir
para escarmiento. Lo triste de todo es la perdida de tiempo, el inútil
sacrificio, el desperdicio de recursos, el trauma que deja el engaño,
la ruina moral que produce el fracaso del modelo comunista en las personas
que en algún momento confiaron en él, porque se cansaron de
luchar o se sintieron defraudados por las torpezas de las clases políticas
existentes. A la corta o a la larga, como en Rusia y Europa del Este, tendremos
otras dictaduras y otras estatuas ignominiosas que derribar en esa lucha propia
de la naturaleza humana por hacer que triunfe la Libertad. Pero «no
dejes para mañana lo que puedas hacer hoy».
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