Por Ismael Sambra
ismaelsambra@nuevaprensalibre.com
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Ya pasa de castaño oscuro esta burla de "la diplomacia".
Diplomacia significa disimulo. ¿Pero cómo ser diplomático
con el que no lo es? ¿Cómo darle espacio a un dictador en el
mismo lugar donde se sientan presidentes representantes de la democracia?
¡Qué daño le está haciendo a los estadistas respetables
la mácula y la vulgaridad de un Fidel Castro, quien firma acuerdos
para después violarlos. Darle tribuna a un empedernido mentiroso donde
sólo la verdad debe tener lugar es conspirar abiertamente contra la
dignidad humana.
Jamás entenderemos los ritos de la diplomacia con quien no la merece:
sonrisas, gestos tolerantes, cenas de bienvenida, fotos amistosas en lugar
de repudio total al desfachatado asesino. Todo este pantalleo diplomático
nos insulta. Insulta a las miles de victimas. Insulta a los verdaderos periodistas,
a los que no quieren para otros el mal que evitan para ellos. Si ya se sabe
lo que hace y lo que dice, ¿por qué se recibe al gorila perturbador
en las fiestas de la democracia? ¿Son una incógnita para alguien
sus desplantes, sus traiciones, sus violaciones de derechos humanos, la tortura,
la represión, sus cientos de prisioneros políticos? Resulta
repugnante darle la mano a un asesino sólo por aparentar, por ejercicio
diplomático. Esto es auténtica hipocresía. Y los hipócritas
son traidores.
Ya la prensa se alistaba para la cobertura de la llegada del dictador cubano
a la Cumbre Iberoamericana de Salamanca. La prensa irresponsable vive de las
estridencias. Llama la atención que la televisión española
en su reportaje del primer día, al no contar con la presencia de Fidel
Castro, entrevistara a Hugo Chávez, su discípulo, alguien que
ya sabemos también lo que va a hacer y decir, porque le sigue los pasos
a su maestro en esa escalada abusiva de mentiras, leyes y trucos para perpetuarse
en el poder. El País (diario izquierdista) se refiere a las especulaciones
de que Castro no viajó a la cumbre "para cederle el protagonismo
a Hugo Chávez" y en esto hay alguna verdad.
De todos modos, imaginamos que muchos dignatarios participantes respiraron
aliviados cuando conocieron sobre la ausencia del dictador más viejo
del mundo a quien algunos izquierdistas y periodistas llaman presidente para
seguir con la farsa o para evitarse problemas, pues le temen a sus insultos,
a sus difamaciones, a su falta de diplomacia, a su táctica de defenderse
atacando.
¿Pero por qué la ausencia repentina de Castro después
de anunciar su presencia? ¿Quería sólo dejar la duda,
mover las especulaciones o crear un efecto publicitario sobre el consenso
unánime de la cumbre respecto a la eliminación del embargo americano?
Posiblemente todo esté relacionado; pero, sobre todo, creemos que su
ausencia está ligada a su salud precaria, agravada ahora por el miedo
de ser arrestado por sus crímenes, según se expresa en una bien
documentada querella en su contra, en contra de su hermano Raúl y otros
cómplices, presentada el 6 de noviembre de 1998 por grupos del exilio
cubano ante la Audiencia Nacional de España. Dicha querella fue archivada
entonces aduciendo "falta de jurisdicción"; pero ahora ha
sido renovada, tomando en cuenta el reciente fallo de la Corte Constitucional
española que señala que "el principio de jurisdicción
universal tiene prioridad sobre la existencia o no de intereses nacionales".
Esto le da la posibilidad a España de que actué y juzgue por
sus crímenes a personajes como éstos aunque estén ejerciendo
sus cargos. La corte constitucional actuó en respuesta a la demanda
presentada por la Fundación Rigoberta Menchu contra militares guatemaltecos.
Imaginamos que esto tendrá muy consternado a este gorila genocida,
terrorista y torturador de pueblos.
Pero estas Cumbres pierden cada vez más crédito, aunque manifiesten
la intención de arreglar las cosas que andan mal en el mundo, como
los problemas de emigración, el desarrollo económico y las libertades
fundamentales. Puede estar bien esto de pedir que se faciliten las extradiciones
de los terroristas. Puede estar bien esto de pedir la suspensión del
embargo americano. Puede estar bien esto de declarar la democracia y la libertad
como doctrinas. Pero lo que está mal son las contradicciones, las hipocresías,
los juegos sucios de la "diplomacia" cuando se trata de juzgar parejo
para evitar confusiones y decepciones.
"La política seguida por el Gobierno de Zapatero en relación
con Caracas y La Habana es preocupante", asegura ABC, señalando
que "exhibe los tics trasnochados de un izquierdismo propio de los años
70". La Razón, en su editorial califica al evento como de "escaso
contenido" y pide su "reforma" para que no acabe como "un
club social de Castro o Chávez".
Todo esto preocupa. Nosotros tenemos preocupaciones similares y pedimos seriedad,
sinceridad y responsabilidad en las relaciones, porque de nada sirven cuando
detrás de las declaraciones finales no está la firme convicción
de respetarlas y hacerlas respetar, de convertirlas en realidad, sobre todo
estas reiteradas peticiones de las Cumbres Iberoamericanas y estas reiteradas
declaraciones de las Naciones Unidas para promover la libertad, la democracia
y el respeto de los derechos humanos en Cuba.
¿Qué creen ustedes que hará el dictador frente a éstas
y otras peticiones diplomáticas para que cambie? Nosotros sabemos lo
que hará porque lo hemos vivido. Esto es pedirle peras al olmo. Esto
es llover sobre mojado. Esto es el absurdo creado por la política del
diálogo con alguien que no quiere ni le conviene escuchar; es el absurdo
de la llamada diplomacia, "servicio de los Estados en sus relaciones
internacionales", según Cervantes, que nada logra frente a las
burlas reiteradas de un Fidel Castro, el cual ha sido reconocido como, "el
mayor cínico de la historia". ¡Al diablo con la diplomacia!
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